Un 88% de los padres españoles se siente más seguro si puede localizar a sus hijos a través del móvil, un dato curioso puesto que un 70% de los niños percibe que un teléfono móvil les aporta una mayor autonomía.
Estos son algunos datos que se desprenden del ‘Estudio sobre la seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles por los
menores españoles’, que se efectuó sobre una muestra de 644 encuestas personales a padres y menores españoles, y que ha sido elaborado conjuntamente por el Instituto Nacional de Tecnologías de la comunicación (INTECO) a través del Observatorio de la seguridad de la Información y France Telecom España (Orange), y publicado el pasado mes de Abril.
El estudio sitúa la edad de inicio del menor en la telefonía móvil entre los 10 y 12 años. Según datos del INE, a finales de 2009 un 68% de los jóvenes españoles de entre 10 y 15 años disponía de teléfono móvil, siendo más habitual su uso entre chicas (73%) que entre chicos (64%).
En cuanto al uso del teléfono móvil el estudio destaca que 9 de cada 10 menores utilizan las llamadas de voz, llamadas perdidas y mensajes de texto. Los servicios más demandados en los terminales son la música MP3 (71%) y los juegos (52%).
Entre las conclusiones del estudio, encontramos las amenazas y riesgos del uso del teléfono móvil por parte de los menores, que se clasifican en siete puntos:
- Un uso excesivo del teléfono móvil puede llevar a un gasto desproporcionado e incluso en casos graves suponer un trastorno de adicción tecnológica.
- Existen situaciones que pueden poner en peligro la privacidad del menor voluntaria e involuntariamente.
- Acceso a contenidos no apropiados para la edad del menor, ya sea a través de Internet o de fotografías y vídeos.
- Situaciones de cyberbulling, que consisten en intimidación u hostigamiento entre menores que se pueden realizar a través del envío de mensajes o llamadas amenazantes o la difusión de agresiones entre menores. El teléfono móvil permite que este tipo de acciones se lleven a cabo de forma anónima, en cualquier momento y lugar.
- Situaciones de grooming, en los que un adulto intenta seducir a un menor con un fin sexual implícito o explícito.
- Situaciones que pueden constituir pérdidas económicas o que pueden representar un fraude, derivadas principalmente de la utilización de servicios como descargas, envíos de mensajes para participar en promociones y concursos…
- Situaciones que pueden estar relacionadas con la recepción de spam o la infección del terminal con código malicioso.
Según el estudio, los padres piensan que los hijos recurrirían a ellos si se encontrarán en una situación de amenaza o riesgo, sin embargo los menores son partidarios de resolver estas incidencias por ellos mismos.
Entre las recomendaciones que nos indican los autores del estudio, encontramos que la más importante es la información proporcionada a los menores sobre la importancia de conocer las nuevas tecnologías, en concreto el teléfono móvil, para que sepan cuales son los riesgos existentes, la forma de prevenirlos y combatirlos. Para transmitir esta información, se recomienda la interrelación de las familias, Administraciones Públicas, operadores de telefonía móvil, industria, autoridades educativas y organizaciones del tercer sector (ONG).
Las acciones formativas con el fin de sensibilizar y formar en este aspecto, se están llevando a cabo prácticas muy variadas como la elaboración de guías y materiales didácticos e interactivos, difusión de buenas prácticas, publicación de estudios, creación de páginas web, realización de charlas, seminarios y cursos, etc.
Concretamente, el estudio menciona acciones llevadas por INTECO como la página Web ‘menores protegidos‘, dirigida a adultos (padres y educadores) y a menores, la Guía para proteger y usar de forma segura su móvil, el juego para móviles Secukid, dirigido a niños y adolescentes a partir de los 11 años, concebido para conocer los riesgos de Internet, sus efectos y como prevenirlos o el juego TriviRal de preguntas y respuestas sobre las amenazas existentes en Internet.
Un capitulo más fruto del debate entre las ventajas y las responsabilidades que conllevan los avances tecnológicos, en el que se plantea otra vez la pregunta: ¿Sobre quién recae la responsabilidad de prevenir los peligros que pueden suponer las nuevas tecnologías en nuestros menores?
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