En el anterior post se argumentaba que la preocupación de los españoles por el cambio climático, en la serie histórica 2019-2024, ha caído en 18 puntos porcentuales. ¿Cuáles son las razones por las cuales esto se ha producido? Los mismos datos de la Encuesta El consumo sostenible y los productos certificados 2025 nos dan algunas pistas al respecto.
1- Factores identitarios: Los valores en torno a los cuales se forman las identidades de las persona están en una constante reconfiguración. “La identidad es líquida”, para expresarlo en términos baumanianos. En los últimos años, los valores más superficiales han ganado centralidad en detrimento de la identificación con los valores posmaterialistas vinculados a la sostenibilidad medioambiental. Este cambio ha sido especialmente remarcable en el caso de los jóvenes menores de 35 años. Mientras que la identificación con la sostenibilidad ha caído 18 puntos porcentuales (pasando del 41% al 23%), otros rasgos identitarios como el culto al cuerpo o el maquillaje y el peinado han sumado adeptos.
Esta importancia de la imagen física en la construcción de la identidad de los jóvenes es coherente también con los resultados de otros estudios. El Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2023, publicado por Fad Juventud, afirma que “una buena parte de jóvenes muestra un alto grado de preocupación por su imagen externa: el 57,7% dice preocuparse en distinto grado por su apariencia frente al 38,9% que, al contrario, parece poco o nada interesado por la misma”.
La influencia de las redes sociales, en especial la de aquellas más visuales (Instagram, TikTok…), está, muy probablemente, en la raíz de este fenómeno. El “mundo perfecto”, la “vida feliz” que los usuarios “venden” a través de estas redes sociales transmite a la juventud una imagen ideal de la apariencia física que suele tener poco engarce con la realidad una vez bajamos al plano de la vida cotidiana. Intentar llegar a esta perfección de la apariencia física empuja a los jóvenes a estar más que preocupados por cómo se muestran en sociedad, una preocupación que, por otro lado, desplaza la sostenibilidad de la posición central que ésta tenía, hace unos años, en la formación de las identidades juveniles.
2- Ideología política: En los últimos tiempos ha crecido el apoyo a ideologías políticas que, ligadas a partidos de extrema derecha, cuestionan el impacto del cambio climático, llegando incluso a negar la existencia de dicha problemática. El auge de esta ideología es otro de los factores que explican el declive de la preocupación por el calentamiento global. Conseguir que la sostenibilidad medioambiental se desvincule de las ideologías políticas, alineándose estas últimas con el amplio consenso científico que defiende la existencia de un cambio climático producido por la mano humana, debería de ser un prioridad de la que todos los actores sociales deberían hacerse responsables.
3 – La importancia de la gestión emocional: El 32% de los españoles siente ansiedad al enfrentarse a noticias o pensamientos relacionados con el cambio climática. Este sentimiento, per se, no es bueno ni malo cuando de lo que se trata es de luchar contra el cambio climático. Está ahí. Lo realmente relevante el saber cómo canalizar esta ansiedad.
Las personas que, experimentando ansiedad, se ven como parte de la solución al calentamiento global (y que hemos denominado como “transformadoras”) presentan unos porcentajes de preocupación por el cambio climático más elevados (84%) que los de los “abrumados” (66%), aquel grupo de españoles que siente ansiedad y que, al mismo tiempo, tiene un bajo sentimiento de autoeficacia en la lucha contra el cambio climático. Ver salidas a esta problemática, con las que los individuos puedan colaborar activamente, es clave para convertir la ansiedad en movilización social. En este sentido, el bombardeo de noticias apocalípticas relacionadas con el cambio climático hace un flaco favor a la lucha por el clima: los individuos que no canalizan adecuadamente esta ansiedad, para enfrentarse a ella y conseguir un mejor bienestar psicológico, pueden llegar a huir, ignorar, minimizar o incluso negar la existencia del cambio climático.
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