Un nuevo problema está azotando el ya maltrecho sistema sanitario de este país. Los psicólogos se han puesto manos a la obra para intentar solucionar una enfermedad que se suma a la larga lista de anomalías psicológicas que se están desarrollando por culpa de la crisis económica, cuyos efectos no se expresan tan sólo en términos monetarios.
El síndrome de Antara ya está aquí. ¿Se trata de una enfermedad de nuevo cuño o, más bien es el resultado de una elaboración conceptual que define un fenómeno preexistente? Es uno de los grandes debates que están teniendo lugar, ahora mismo, en la mayoría de las facultades de psicología del mundo. La visión dominante es que se trata de un fenómeno totalmente nuevo, incomparable a la eclosión de los conceptos estrés o bullying, palabras nuevas para expresar cosas viejas.
La razón que explica la aparición de esta enfermedad se encuentra en las misteriosas habitaciones donde los ingenieros de la marca alemana Opel diseñaron el último de sus modelos, el Antara. Pero hay quien se atreve a decir que no fueron los ingenieros los responsables de la aparición de esta enfermedad, sino que surgió de los despachos del departamento de marketing de esta marca.
Efectivamente, el síndrome de Antara es el concepto creado para empujar la estrategia de marketing del nuevo Opel Antara. Los síntomas de este síndrome se traducen en una predisposición incontrolable a poner a prueba el coche en situaciones poco convencionales. Los poseedores de este elegante cross-over tienen un único objetivo: encontrar el límite en las posibilidades de su vehículo.
Sin embargo, su intención difícilmente puede llegar a buen puerto cuando se trata de testar las capacidades de esta máquina. Difícilmente se puede vislumbrar su límite. El nuevo Opel Antara reúne las características del más expeditivo todoterreno con las prestaciones a las que están acostumbrados los usuarios del más cómodo turismo.
El modelo incluye un equipamiento de serie de gran calidad. A su gran espaciosidad y su bajo nivel de consumo (incluye el control de velocidad de crucero, que reduce ostensiblmente el consumo de carburante) se le tienen que sumar algunos elementos que nos pueden hacer la vida más cómoda. Destaca el sistema Hill assist, cuya función es la de ayudar a poner en marcha el vehículo cuando éste se encuentra en pendientes de gran desnivel. Indispensable característica para un cross-over de este calibre.
El asistente de aparcamiento, el control de estabilidad o el climatizador automático son tan sólo tres más de los atributos con los que se vende el Antara, características todas pensadas para hacer la vida del conductor y de sus acompañantes mucho más cómoda. Y, como nos tiene ya acostumbrados la firma alemana, no nos podíamos olvidar de la seguridad: el Antara viene equipado con 8 airbags.
El Antara, junto con todo su equipamiento de serie (valorado en 3.600€), en su versión CDI, se puede obtener por tan sólo 21.900€. Cifra lo suficientemente alcanzable como para promover que un alúd de personas tome las calles, los bosques, los desiertos y las selvas con el único objetivo de descubrir aquello que nadie antes ha descubierto: el límite del Antara.
La campaña publicitaria que se ha desarrollado para promover la compra de este cross-over se fundamenta, precisamente, en la idea según la cual el Antara no tiene límites. Los tres anuncios de televisión reproducen esta misma idea, intentando que el concepto de “síndrome de Antara” cuaje entre la audiencia. En ellos se muestra un hombre que tiene una predilección muy especial: someter su Antara a diversas condicines ambientales. Una predilección que raya el transtrono mental, similar a las manías que sobrecogían al personaje representado por Jack Nicholson en el film Mejor imposible.
Este es, precisamente, el reto que nos lanza la firma alemana en relación al Antara. Somos nosotros, como individuos, los únicos que podemos llegar a conocer nuestros límites. El coche, al final, es sólo una metáfora que expresa aquello que se puede trasladar a nuestras propias individualidades. Somos nosotros los que debemos jugar al límite para conseguir aquello que deseamos. Aunque, nunca está de más el decirlo, tener un buen coche ayuda a sentir aquella confianza necesaria para subir las grandes cimas. Y el Antara es un buen coche.
La campaña de promoción del Antara se complementa con acciones vía Twitter. Se pretende que los usuarios del producto, o aquellos consumidores potenciales, participen en la creación de un listado de destinaciones “imposibles”. Es decir, se pretende seguir desarrollando el concepto No limits, que es el que acaba generando la idea del síndrome de Antara. Las personas interesadas en participar en esta iniciativa pueden hacerlo a través del hashtag #sindromeAntara. Su testimonio será muy valioso para intentar encontrar un remedio a este síndrome que se está expandiendo por todo el territorio.
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