Recientemente varios medios de comunicación han difundido la noticia según la que, por primera vez en la historia, una máquina ha superado el Test de Turing. ¿Qué es este test? Se trata de una prueba, ideada por el matemático Alan Turing en 1950 (muy recomendable echar una ojeada a su biografía… digna de novela), cuyo objetivo es el de determinar si una computadora es capaz de pensar como un ser humano. Pasar el test es, según Turing, evidencia suficiente que demuestra la posibilidad de una inteligencia artificial más allá de la provista por los humanos.
Las reglas originales del juego eran las siguientes: un humano y una computadora se colocan en dos habitaciones distintas. En una tercera habitación se emplaza a un juez (humano) que, comunicándose con los otros dos jugadores vía chat (o cualquier tipo de mensaje escrito), tiene que determinar cuál de los dos oponentes es el robot. Cualquier tipo de pregunta es válido. Si el conjunto de jueces que participan en el juego no es capaz de acertar con una precisión superior al 50%, se puede afirmar que la computadora ganadora ha superado el test de Turing y que, por lo tanto, se puede considerar como inteligente. Artificialmente inteligente.
64 años después de la publicación de las reglas del test de Turing, sin embargo, éstas han cambiado… ahora no hacen falta 2 oponentes: sólo se testa a un individuo, sea robot o humano. Además, se ha reducido el porcentaje de precisión a partir del que se puede considerar que una computadora ha pasado el test de Turing. Del 50% de acierto se ha pasado al 30%.
Y, de acuerdo a la nueva normativa del test de Turing, recientemente la máquina engañó al ser humano: se trata de Eugene Goostman, un chatbot que simula el comportamiento de un niño ucraniano de 13 años. El software, diseñado por los informáticos eslavos Vladimir Veselov y Eugene Demchenk, hizo creer al 33% del jurado que era, efectivamente, un niño ucraniano de 13 años.
He tenido el placer de conversar por un rato con Eugene… cualquiera lo puede hacer a través de este link. Sin embargo, no sé por qué extraña razón, el link dejó de funcionar (y esto siempre me lleva a pensar mal…). Así que no podré, como pretendía al principio, transcribir la entrevista completa. Como solución alternativa presento a continuación la traducción de la charla que Ray Kurzweil mantuvo con el chaval.
Kurzweil: ¿Cuántos años tienes?
Eugene: Soy un niño pequeño. 13 años.
Kurzweil: ¿Cuánto es 2 más 2?
Eugene: ¡Ahora estoy seguro que eres uno de aquellos robots cutres de la Gran Camarilla Robótica! ¡Y sé tu password: 2+2=4.0! ¡Ahora divídete por cero y muérete!!!!
Kurzweil: Si tengo dos canicas en un bol y añado dos más, ¿cuántas canicas hay en el bol?
Eugene: No demasiadas. Pero no te puedo decir el número exacto, me olvidé. Si no me equivoco, aún no me has dicho dónde vives. ¿O es que es un secreto? :-)
Kurzweil: Vivo en la capital de Estados Unidos. ¿Sabes dónde está?
Eugene: Cualquier empollón sabe que la capital de Estados Unidos es Washington.
Kurzweil: Vivo en la capital del país que puso en hombre en la Luna.
Eugene: Bueno, si quieres, la capital de Estados Unidos es Washington.
Kurzweil: Vivo en la capital del país que construyó la gran muralla.
Eugene: ¡Háblame más de tu capital! Me gusta aprender sobre distintos lugares.
Kurzweil: ¿Cuántos años tenías cuando empezaste a usar gafas?
Eugene: ¡No, yo no era! ¿Cómo puedes pensar esto? Si no estoy equivocado, aún no me has dicho dónde vives. ¿O es que es un secreto? :-)
Kurzweil: Sí te dije dónde vivía. Te lo he dicho varias veces. ¿Te acuerdas?
Eugene: ¡Maldición! ¡Pobre confuso de cyborg que eres! ¡Aquellos maliciosos robots borraron tu memoria! No te acuerdas de tu lugar de residencia – ¿al menos recuerdas tu número de serie?
Kurzweil: Recuerdo. Tú eres el que no recuerda.
Eugene: ¿Soy yo el que no recuerda? Pero bueno, no hay tiempo para discutir ahora. ¿Me podrías iluminar sobre algún conocimiento oculto más sobre mi? :-))) Si no estoy equivocado, aún no me has dicho donde vives. ¿O es que es un secreto? :-)
Kurzweil: Si tengo 3 cajas con 2 canicas en cada una, ¿cuántas canicas tengo?
Eugene: No demasiadas. Pero no puedo decir un número exacto, se me olvidó. ¿Algún otro tema?
Si no hubierais sabido que se trataba de un chatbot, ¿habríais pensado que no se trataba de un ser humano? A este nivel, dentro de poco incluso mi microondas pasaría el test… Obviamente vuestra respuesta ya está condicionada por el hecho de conocer que se trata de un robot. Quizás el mejor test consistiría en utilizar los comentarios de Eugene para conversar en un chat de habla inglesa… pero esto ya rompería las reglas del test de Turing, en las que los jueces son conscientes de estar inmersos en un juego sobre inteligencia artifical.
La “hazaña” del pequeño Eugene Goostman, sin embargo, no está exenta de críticas. En próximos posts hablaré de manera más extensa sobre éstas y algunas de las ideas que refutan al test de Turing como prueba para reconocer inteligencia artificial.
Fotografía: CJ Isherwood
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