Home > Noticias > Construir el perfil de LinkedIn (II)
Este post es la continuación de un primer artículo que se publicó hace unos días en Marketing y Consumo. Persigue el objetivo de ofrecer algunas indicaciones a seguir por los usuarios de la red LinkedIn para conseguir crear un buen perfil profesional. Su centro de atención son las recomendaciones de otros profesionales… ¿qué papel tienen? ¿hasta qué punto son importantes? ¿cómo sacar el máximo provecho de ellas?
A menudo, las recomendaciones no sólo son útiles para quien las recibe, sino que éstas incluso pueden aportar grandes beneficios a quien las escribe. Alguno de los técnicos de recursos humanos a quien entrevistó Adams reconoció que recorrer el camino a la inversa, es decir, buscar a la persona que había recomendado, les daba pistas para encontrar el trabajador ideal para un determinado puesto de trabajo.
Y el papel de las recomendaciones no sólo es útil para conseguir un empleo… el hecho de tener buenas referencias, sobre todo si éstas provienen de clientes con los que se ha estado trabajando, puede abrir las puertas a una ascenso en el seno de la propia empresa. Los encargados de dirigir al personal valoran muy positivamente aquellos trabajadores que ofrecen una buena imagen de la empresa.
Es importante, de otro lado, intentar evitar, siempre que se pueda, el botoncito “Pedir recomendaciones”. Actuar de esta manera puede surtir efecto, aunque el impacto a nivel cualitativo puede que no sea el óptimo. Este modo de obtener recomendaciones es la que más a menudo lleva a la construcción de textos vagos y ambiguos… para obtener una buena referencia resulta mucho más eficiente dirigirse directamente , ya sea a través del teléfono o cara a cara, a la persona a quien se pide la recomendación. Un contacto más personalizado con el recomendador puede traer unas redacciones más indicadas para conseguir diferenciar al producto-candidato del resto de productos-candidatos del mercado. Y, por supuesto, el prescriptor debería conocer profundamente al recomendado…
Refrescar un poco la memoria del recomendador es también importante para reflejar la información que más interesa al candidato. Si este último pone su punto de mira en un determinado puesto de trabajo, tendrá que intentar que, en sus recomendaciones, aparezcan aquellos datos que más relación tienen con su objetivo. A este respecto, pues, resulta importante dirigir ligeramente el mensaje que se quiere obtener del prescriptor.
Para evitar las recomendaciones intercambiables (es decir, aquéllas que pueden ser atribuibles tanto al conserje como al alto ejecutivo debido a su carácter ambiguo), es muy recomendable que la recomendación, valga la redundancia, incorpore datos numéricos que definan claramente el perfil del candidato. Sería muy interesante, por ejemplo, que en el caso del albañil, éste pudiera ofrecer el dato de cuántos ladrillos es capaz de colocar en una hora… decir que puede poner 100 ladrillos no sería una mala cifra, al contrario… y si se añade que hace esto sin ni siquiera ensuciarse, el éxito del dato quedaría asegurado.
Finalmente, resulta muy conveniente obtener recomendaciones de una gran abanico distinto de posiciones organizativas. Es decir, para dar una imagen de trabajador en equipo, y de integración en las plantillas empresariales, es importante que desde el jefe hasta el conserje den buenas referencias del candidato en cuestión. Esto da una idea que se trata de una persona abierta, proactiva y capaz, cuando sea necesario, de involucrarse en cualquier tipo de tarea laboral.
Pero sin pasarse… es importante tener un buen abanico de recomendaciones, mas cuando éstas son excesivas, el empleador puede llegar a pensar que el candidato es una persona demasiado ostentosa, que su único objetivo en la vida consiste en conseguir recomendaciones y construirse una imagen de si misma que no se corresponde con la realidad. Al igual que ocurre con el marketing convencional, cuando el consumidor recibe un exceso de información relativa a una marca, éste puede llegar a saturarse. Y esta saturación trae unos efectos inversos e indeseados: la aversión a la marca.
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