Home > Noticias > Alimentaria 2010: El reto del sector de la alimentación
Frente al reto que supone el 2010 para la industria alimentaria española, el sector muestra sus armas en estos momentos en la feria Alimentaria 2010, que abrió sus puertas el pasado lunes en la ciudad de Barcelona.
En un contexto innovador, creativo y dinámico se reúnen 4.000 empresas participantes y alrededor de 130.000 visitantes procedentes de 155 países. Los organizadores calculan que un 85% de la industria alimentaria española acudirá al salón de alimentación y bebidas más importante de España y, uno de los más importantes del mundo.
En la actual situación del sector de la alimentación, con una marca blanca fortalecida, las marcas con más renombre apuestan más que nunca por nuevos productos y servicios que aporten al consumidor un valor diferencial. Sin embargo, presentar innovaciones revolucionarias en un sector como el de la alimentación, como ya subrayábamos hace tiempo, es un reto.
Enfrentándose a estas dificultades, en Alimentaria podemos encontrar nuevas texturas y productos que mezclan o experimentan con nuevos sabores, como pueden ser el queso de chocolate, el foie gras de turrón, albóndigas de atún, salsas de café, vinos o mojitos sin alcohol, aceitunas conservadas sin líquido, raviolis rellenos de chocolate, salchichón ecológico… un primer test para una gran cantidad de novedades que una vez superado, tendrán que enfrentarse a las necesidades y exigencias de los consumidores.
Otra vertiente innovadora que encontramos en el sector es la que se adapta a un consumidor con menor poder adquisitivo y un ritmo de vida acelerado en el que necesita comer fuera frecuentemente. Para este tipo de consumidor, las marcas perfeccionan los platos preparados o la cocina rápida buscando optimizar el tiempo, con productos que sean fáciles de almacenar, transportar, abrir, preparar, consumir y tirar.
Una vez más, hay que esperarse que la parte más chunga la tendrán los departamentos de marketing, a los que se les asignará una tarea dificilísima: convencer a los consumidores que productos fabricados sobre escalas y en cantidades industriales pueden ser también tradicionales, caseros y preparados según la famosa receta original.
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